Y la pregunta que nos hacemos todas aquellas familias que pensamos viajar al extranjero con niños es: ¿Es un destino ideal para familias?
Lógicamente, como padres, tenemos una responsabilidad (a la hora de organizar un viaje) para con nuestros hijos: elegir el destino correcto y que no se considere «inseguro» para ellos, es nuestra mayor preocupación.
En nuestro caso, nuestro destino elegido para pasar nuestras vacaciones de 2017 en familia fue Tailandia. Una decisión basada en una visita realizada en 2004, en la que pude comprobar que el país de las sonrisas es un destino perfecto para unas vacaciones con niños y también diversos blogs de familias que habían podido comprobar lo dicho a lo largo de años posteriores.
Pues bien, en este viaje realizado en octubre de 2017, les hemos podido traer una prueba de lo que estamos diciendo: Tailandia es un lugar perfecto para pasar unas vacaciones inolvidables en familia. Y la prueba de ello, una «tirita».
Nuestra anécdota ocurrió justamente el 26 de octubre de 2017, un día festivo en Tailandia, puesto que era la cremación del Rey Bhumibol. Para este día teníamos varias excursiones organizadas: el mercado flotante y el mercado del tren, que aunque en principio fuese festivo, se mantendría la normalidad de las actividades turísticas del país, a excepción del Palacio Real y alrededores, que permanecerían cerrados para los turistas. Este día madrugamos bastante (7 de la mañana) ya que vendrían a recogernos para llevarnos a las afueras y disfrutar de dichas atracciones. Pues bien, no empezamos con buen pie…No llegaron a recogernos, y tardamos algo de tiempo en comprender lo que ocurría. Finalmente, nos dijeron que no pudieron recogernos ya que nuestro vehículo no pudo acceder hasta nuestro hotel (que se encontraba muy cerca del Palacio Real), ya que habían muchas carreteras cortadas por los actos programados para ese día. Por lo que decidimos «disfrutar» con los tailandeses ese día tan especial para ellos.
Todos iban vestidos de negro y muchos hacían cola para poder llegar al lugar donde se concentraban los actos, y otros muchos, se apiñaban en las aceras de las principales calles.

Cremación del Rey, Tailandia
Para nuestra sorpresa, ese día estaba prácticamente todo cerrado (cambios de moneda, restaurantes, tiendas…) pero nos llevamos una muy grata. Todo en la calle era «gratis». Nos atiborraron de comida (te la daban sin pedirla), de bebidas (agua, aguas edulcoradas con sabor a fresa…), de pulseras (que tenían que ver con el funeral y coronación), de muestras de productos (que olían muy fuerte) y de sonrisas, muchas sonrisas. Un gran comienzo de nuestro viaje, viendo realmente cómo son ellos: lo dan todo a cambio de nada.

Reparto de comida y bebida, de forma gratuita. Bangkok
Otro dato curioso, es que todos los tailandeses se paraban a mirar a nuestras hijas, y estaban deseosos de sacarse una foto con ellas. De forma muy educada nos preguntaban si podían y nosotros siempre asentimos, pues estábamos encantados de que estuviesen encantados con nuestras peques.

Calles de Bangkok, 26-10-2017
Al final teníamos las manos ocupadas con tanta comida, muchas eran dulces (bizcochos, caramelos) pero otras, eran tipo, pad thai (tallarines de arroz con huevo salteados con verdura) que estaba de-li-cio-sa.
Nos embargaba la emoción, de poder estar viviendo un momento histórico y compartiéndolo con la gente local. Algo que no había pasado desde hace 70 años y que nosotros lo hemos podido presenciar y además, de una manera muy directa. La mayoría de los turistas se dirigió a otras zonas de Tailandia (playas, norte…) para evitar precisamente ésto y creo que se equivocaron.
Muchos que allí estaban (tailandeses), lo hacían en forma de «voluntarios», son los que llevan el pañuelo amarillo. Colaboraban en todo y si tenías cualquier problema o percance ahí estaban para prestarte su ayuda. Nosotros tuvimos uno, muy particular, muy curioso y al final, muy divertido:
Nuestra hija más pequeña, que iba en «cholas de playa», ya que la humedad en la capital ese día era bastante abrumadora y el calor acompañaba desde bien temprano, sufrió una pequeña caída, mientras caminábamos por la acera. Un tropiezo que tuvo como consecuencia una pequeña herida en el empeine del pie. Como se puede ver en la imagen, un pequeño raspón, que de haber estado en casa, un poco de agua, y a correr.

Herida hecha en las calles de Bangkok
Pero como no estábamos en casa, sino en el lugar más increíble del mundo, donde el turista es una pieza importante en su puzzle, donde los niños que tienen la piel blanca, son idolatrados, donde se paran para sacarse una foto con ellos y es el lugar conocido por el país de las sonrisas (y no es en vano) algo como lo que describiremos a continuación, tenía que pasar.
Justo después de la caída, y después de haber lavado con agua, nosotros como padres, la herida de nuestra pequeña, un voluntario que se encontraba justo al lado, se ofreció a ayudarnos. Nos dijo (todo en inglés) que no nos preocupáramos, que nos quedáramos ahí donde estábamos, sentada la pequeña en el borde de la acera, que pediría alguna tirita a unas señoras de una tienda en la que hacían masajes. Efectivamente, solicitó la ayuda, y muy amablemente, la señora de la tienda sacó un antiséptico y algo de algodón para desinfectar la herida. Nos pareció genial, ya que ésta no era demasiado grande, pero sí se la había hecho con el pavimento de la acera y muy limpia, pues no estaba. Así que perfecto, después de haberla lavado con agua, la desinfectamos con un antiséptico tipo «betadine». Pues bien, como la niña podía caminar perfectamente, continuamos nuestra marcha, y a nuestro lado seguía el voluntario que tan gustosamente nos sirvió su ayuda. Pero parece que no le resultó del todo completa la misma, y nada más ver un sanitario por la zona, se le acercó y le comentó algo, que nosotros no escuchamos, pero lo que si nos dijo fue que no nos moviésemos, que ahora vendrían «refuerzos». Nosotros no entendíamos lo que estaba haciendo, ni lo que podía pasar, puesto que ya nos parecía que nos había ayudado bastante y que el pequeño percance estaba más que solucionado.
Pues de repente, llegó en una moto un «sanitario» con un pedazo de maletín, dispuesto a intervenir nuevamente en la herida de nuestra hija. Y posteriormente, llegaron tres sanitarios más. No dábamos crédito a lo que ocurría puesto que para nosotros no era necesaria tanta intervención.
Pero ahí estábamos, ante una situación tan peculiar, sin terminar de creer lo que estaba pasando…Incluso llegamos a decir que todo eso parecía surrealista, que en cualquier momento saldría una cámara oculta para decir…¡sorpresa!…esto es una broma…jeje…, que los hospitales, si las urgencias son todas así, estarían colapsados, etc. .Pero no, todo era real.
Durante muchos años ha sido conocida Tailandia por su trato al turista y por la amabilidad de sus gentes y aquí está la prueba. Juzguen ustedes mismos.

Curación de herida, Bangkok
Como conclusión de todo ésto debemos decir que nos encantó no poder realizar las excursiones programadas porque pasamos un día fantástico, y que como pueden ver, Tailandia, como destino familiar, es, simplemente, perfecto.